sábado, 30 de octubre de 2010

Sábado por la mañana

Es sábado por la mañana, con todo lo que eso implica. El dolor de cabeza, el leve ardor de estómago, las magdalenas con café instantáneo, y sobre todo, la incomodidad que provoca una extraña invadiendo mi mañana del sábado. He soñado contigo, después de todo. Abrazado a ella, pero he soñado contigo. Ahora las cosas se ven de otra manera. Será por la claridad del sol entrando por las ventanas.

-Oye... despierta. Despierta, que mis amigos están a punto de llegar. -No se despierta.

Y aquí estoy yo, emborronando una hoja de papel virtual mientras una petarda cualquiera de cuyo nombre no puedo acordarme, duerme en mi cama. Y mientras tanto, tú, a cientos de kilómetros de aquí, seguramente también frente al ordenador, seguramente escribiendo algo parecido a esto, echándome tanto de menos como de más me echabas hace escasamente un par de horas (igual que yo a ti).

Definitivamente, y por mucho que las sábanas de mi cama y la cara de satisfacción de la morena que las habita digan lo contrario, el sexo ya no lo es todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario