domingo, 23 de mayo de 2010

Se ha perdido una mujer y yo la he encontrado.

En el cartel ponía “desaparecida”, pero yo sabía que se había escapado. Por la mirada. Aquella foto te miraba como si quisiera salir del papel, con una mezcla de infelicidad y ganas de ver mundo. Estaba claro que no había sido secuestrada. Simplemente se fue, y por eso el cartel era cierto pero equívoco.

“Desaparecida”.

Cuando la encontré, simplemente me acerqué y le dije “¿me haces una foto?” y ella me la hizo y salí con una expresión entre insatisfacción y ganas de conocer países lejanos y cuando se la enseñé, ella en seguida lo comprendió todo y sonrió y aproveché su sonrisa para hacerle un retrato que pensé que podría venir acompañado de la palabra “encontrada”, y entonces sonreí yo también y ella me quitó dulcemente la cámara de las manos y congeló mi expresión para siempre.

En este momento hay dos sonrisas justo al lado del río de esta tierra de pescadores y saldría una foto preciosa los dos cogidos de la mano, pero no hay nadie más presente para retratarnos, y tampoco hace falta.

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