Cuando me suicide, amor,
búscame en el pañuelo del mar,
en la diálisis,
en los cereales del desayuno.
Marca mi número de teléfono
y espera a que suene el contestador,
y entonces,
entonces,
deja un mensaje sugerente,
algo provocativo, pero no demasiado
no vaya a ser
que Dios exista
y se cabree.
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Antes de suicidarte, haz un evento. Que luego me lo pierdo y me da coraje.
ResponderEliminarAhora en serio, me ha gustado mucho.
Cuidate!
y que el sol de Sevilla no te derrita!