Cuando me suicide, amor,
guarda las fotos en las que salgo
debajo de la cama,
o detrás de los espejos,
o entre tu páncreas y mi hígado,
o mejor quémalas
a fuego lento,
mientras suena algo de Sabina,
y me tiras luego al río
y te tiras tú conmigo.
Cuando me suicide, amor,
introdúcete en mis fotos
y arrópame, acaríciame,
que me haces falta.
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